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domingo, 28 de febrero de 2016

SOBRE PROSTITUTAS, PALAS, COPAES Y MERETRICES EN LA ANTIGUA ROMA. Apuntes.


Tras la poda (puta), con las ramas de los árboles, las mujeres que deseaban quedarse embarazadas eran azotadas ritualmente, las sacerdotisas ejercían la prostitución sagrada en honor a la diosa. Con el paso del tiempo el nombre de la diosa paso a denominar a la mujer que ejercía la prostitución.
La prostitución era considerada como un bien social.
El verbo fornicar proviene de la denominada fornices, que eran las celdas donde las prostitutas recibían a sus clientes.
El Leno era el encargado de mantener el orden y cobraba una comisión del servicio de la prostituta.
Para los romanos había cuatro tipos de prostituta: la prostituta (que esta dispuesta) era la que entregaba su cuerpo a quien ella quería. La pala (sin elección) aceptaba a cualquiera que pudiera pagar el precio demandado, la meretrix (la que gana) era la que se ganaba la vida por si misma y las copae, eran las que se ofrecían en las tabernas o cauponas.
Cada prostituta a la entrada de su celda tenia un dibujo con el que hacia referencia a su especialidad.
Las prostitutas consideraban la felación (fellatio) como el vicio más repugnante, que un cliente podría solicitar. Era el servicio más caro y se supone que era por la falta de higiene de algunos clientes.
Las prostitutas y mujeres de costumbres licenciosas, eran obligadas a vestir con una túnica corta y oscura para diferenciarlas del resto de mujeres.
Las malas lenguas decían que Mesalina tenia una celda alquilada a su nombre y ejercía la prostitución para saciar su apetito sexual bajo el seudónimo de Lycisca; al acabar la jornada pagaba su comisión al Leno y se iba a palacio. Comentan que por una apuesta con otra prostituta se trabajo en una jornada a una centuria.
Catón el Viejo dijo:
—“Es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres”
Fuentes: Varias

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