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jueves, 13 de octubre de 2016

¡ MI REINO POR UN CIGARRO! HISTORIAS DE LA I GUERRA MUNDIAL.

Durante la Primera Guerra Mundial, la región de Palestina estaba bajo el control del Imperio Otomano. En octubre de 1917 la ofensiva del ejército británico tuvo un parón en Gaza, donde los turcos se defendían. El ejército británico decidió entonces romper las líneas turcas, pero no en Gaza sino en Beersheba, ciudad situada a 30 kilómetros al este. Si tomaban Beersheba llegarían fácilmente a Jerusalén; el hommbre que pudo hacer esto fue el oficial de inteligencia británico Richard Meinertzhagen.

Richard Meinertzhagen
Meinertzhagen tenía claro que para conseguir su objetivo—engañar a los turcos —debía hacer creer a los turcos que el ataque sería sobre Gaza, haciendo destinar los recursos principales sobre esta ciudad, dejando Beersheba más desprotegida.
Tras una treta basada en una bolsa con documentos falsos y dinero, engañó a los espías turcos y así a sus generales.
 Meinertzhagen ejecutó entonces la segunda parte de su plan. Por los interrogatorios a soldados turcos capturados sabían que estaban escasos de cigarrillos y, aprovechándose de esta situación, ordenó que el día antes del ataque sobre Beersheba un avión sobrevolara las trincheras otomanas que defendían la ciudad y lanzara sobre ellas cientos de cajetillas de cigarrillos junto a panfletos con mensajes de propaganda. De este modo, los soldados turcos creerían que el motivo de suministrarles cigarrillos era hacerles llegar propaganda británica tratándoles de convencer para que se rindieran. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que Meinertzhagen también había ordenado que se mezclase el tabaco de aquellos cigarros con opio obtenido en el mercado negro.

El 31 de octubre de 1917 el ejército británico, junto con efectivos australianos, lanzó el ataque sobre Beersheba y allí pudieron comprobar los efectos de los cigarrillos de Meinertzhagen: muchos soldados turcos fueron incapaces de ponerse en pie y mucho menos de defender con éxito sus posiciones. El General Edmund Allenby, comandante en jefe de las fuerzas británicas en Egipto y Palestina, que inicialmente había calificado el plan de Meinertzhagen como “una pérdida de tiempo“, escribió tras la guerra que un alto porcentaje de las fuerzas turcas no pudieron combatir aquel día gracias a los efectos de la droga. Las tácticas astutas y engañosas de Richard Meinertzhagen contribuyeron al éxito en esta batalla, en la que británicos y australianos consiguieron romper la línea defensiva Gaza-Beersheba abriendo el camino hacia la victoria británica en Palestina.
Fuente: Historias de la historia, de Javier Sanz. ¡Fuego a discreción!, Los siete pilares de la sabiduría – Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia)