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miércoles, 20 de septiembre de 2017

ODA A LOS TERCIOS DE FLANDES

Perros de guerra,
soldados de España,
no perder nunca el norte,
pues de cara al enemigo,
del tercio bravío,
sois el azote.
Infiel, holandés o francés,
de los tercios de España,
nadie con vida escapa,
y siempre seréis rendidos,
vencidos y humillados,
abatidos y derrotados.
Valor acometido,
bravos hombres sin nombres,
enemigo perdido,
desde París hasta Londres.
¡Arriba las picas!
¡Tercien arcabuces!
¡Preparadas esas mechas!
Nos protegen los doce apóstoles.
Son los vascos, andaluces o murcianos.
Bravos tercios de España,
temidos donde son conocidos,
tercio valiente,
arrogante,
desde Bruselas hasta Gante.
Avanzad,
siempre avanzad,
al viento las banderas
desplegad,
con cojones sin igual.
Encomiéndese a su Dios,
quien delante los tenga,
pues solo una cosa les queda,
decir un adiós,
y por su alma rezar,
aunque no quieran.

martes, 19 de septiembre de 2017

CORONADA REINA...¡TRAS U MUERTE!


La noble gallega Inés de Castro nunca llegó a ser reina de Portugal... en vida. Amante de Pedro de Portugal, era rechazada tanto por su padre, Alfonso IV, como por los nobles. Los amantes se casaron en secreto, pero para impedir que llegase a reinar, varios nobles la asesinaron en 1355. Dos años después, Pedro subió al trono y, según cuenta la leyenda, exhumó el cadáver de su amada para que pudiera ser coronada. En cualquier caso, Inés está considerada reina de Portugal y fue enterrada en el monasterio de Alcobaça junto a la sepultura de Pedro.

domingo, 17 de septiembre de 2017

La batalla de Karánsebes : cuando un Ejército austriaco luchó contra sí mismo y ¡además perdió!

En septiembre de 1788 un Ejército austriaco luchó contra sí mismo y ¡además perdió!. Esta es la historia de como unos barriles de aguardiente pueden terminar en la batalla más absurda de la historia.
 Actual Rumanía, 17 de septiembre de 1788. El imperio austriaco está en guerra con el imperio otomano y un ejército de 100.000 hombres marcha hacia la ciudad fronteriza de Karánsebes con la intención de acampar allí. Hasta aquí todo bien.
 A partir de este momento es cuando empiezan los despropósitos. En primer lugar, sólo una mínima parte de la tropa estaba formada por austriacos: la mayoría de los soldados eran italianos, serbios, húngaros, croatas o rumanos y, por lo tanto, tan sólo unos pocos de aquellos 100.000 hombres hablaban alemán.

En esta tesitura llegan los primeros húsares al lugar convenido para la acampada. Su misión era la de rastrear los alrededores de la ciudad en busca de espías turcos pero, en lugar de eso, deciden comprarle a unos gitanos un cargamento de barriles de aguardiente para bebérselos mientras esperan al resto del contingente.

Un tiempo después, el primer contingente de infantería se presenta en Karánsebes y, viendo la fiesta que tienen montada los húsares, reclaman su correspondiente trago de aguardiente... pero, a estas alturas, los exploradores ya están bastante borrachos y se niegan a compartir su licor.
 Ante la mirada incrédula de la infantería, los húsares levantan una barricada en torno a los barriles y se atrincheran alrededor del aguardiente. Pero los soldados de a pie no están ni mucho menos dispuestos a rendirse tan fácilmente.
 Sintiéndose insultados por la actitud de los húsares, dan inicio a una pelea que culmina con un disparo al aire. Ahora empieza lo bueno. Con el olor a pólvora aún flotando en el aire, los contingentes de apoyo rumanos se ponen nerviosos al creer que el disparo lo ha realizado un tirador turco y empiezan a gritar "¡turcos, turcos!".
 Los húsares salen huyendo, la infantería se desbanda y los oficiales empiezan a dar voces intentando poner fin de una vez por todas a aquella situación... pero en aquel campamento casi nadie hablaba alemán.
 Cuando los oficiales gritan "halt" (alto en alemán), la soldadesca entiende "Alá" y, justo en ese momento, empieza el espectáculo: los rumanos abren fuego contra los italianos quienes, a su vez, disparan sobre los húngaros que se están batiendo el cobre con los serbios.

Todos pelean contra todos con la firme creencia de que el contingente al que están disparando está formado por soldados turcos.

Un grupo de tropas de caballería que llegaba al punto de reunión vio a los húsares dando vueltas alrededor del maremágnum en el que se había convertido el campamento y su oficial al mando, creyendo que no podía tratarse sino de un ataque otomano, ordenó una carga al galope sable en mano... pero un cuerpo de artillería que llegaba por otra colina vio el movimiento y, pensando que se trataba de un asalto turco, descargó la fusilería sobre sus compañeros.
 Después de todo esto, el ejército austriaco se disolvió en pequeñas bandas atrincheradas que disparaban a todo lo que se movía, prolongando el combate durante horas hasta que decidieron huir en desbandada.
Los turcos llegaron a Karánsebes dos días después esperando encontrar un combate contra los austriacos. En su lugar, encontraron 9.000 enemigos muertos.


FUENTE: EL GRAN CAPITÁN

martes, 12 de septiembre de 2017

EL CONJURO DEL BESO PERDIDO.


Nació dos veces y nunca pudo morir, renunció a su Dios y el mal se hizo dueño de él, dicen que aún deambula en busca de su amada perdida, vagando silencioso entre vivos y muertos,  cumpliendo su penitencia particular, en busca de un sueño eterno que nunca acaba de llegar y nunca llegará. Amó a quien no debía y por ello ha de pagar, por vender su alma a cambio de conocer el verbo amar.
Si en las oscuras noches sin luna vas por la calle y, las farolas se apagan a tu paso, párate y escucha a tu alrededor, mira a tu espalda y encomiéndate a tu dios… él podría estar ahí, acechándote, silencioso y ávido en busca del beso perdido que de su amada nunca recibió. Cuando un viento gélido te hiele hasta los huesos, no dudes de su presencia y, si un bisbiseo escuchas en tus oídos, ten por seguro que el conjuro del beso perdido sobre ti se está recitando… ¡huye, corre! Nunca lo debes escuchar estando despierta… ¡escapa mujer!
Errante alma que solo el amor buscaba, desahuciado y condenado a ser un ente, etéreo y fantasmal, un soplo del mal en la Tierra en busca de un imposible. No debió pactar con Lucifer aquella noche. Le engañó.

Siempre que duermas, una rosa blanca nunca debe faltar bajo tu almohada, pues el conjuro del beso perdido se anulará en tu alcoba, mujer, protegiéndote de todo mal. Pero piensa en esas noches en que Morfeo no va en tu busca, en  las que el insomnio se hace dueño de tu voluntad. Piensa que él, está ahí observándote, silencioso, paciente a los pies de tu cama, deseoso de hacer de ti esa amada que perdió, a la que nunca besó, esperando la oportunidad de susurrarte al oído palabras que en su esclava te convertirán. Querrá poseerte, ser tu dueño. Pérfido ente, maléfico y atormentado, ya tendrás tu oportunidad, pues alguna almohada sin su rosa blanca… cualquier noche ha de quedar.