—¡Menudo calor que hace hoy!
—¡Ni que lo digas!
—Y esta sal que da más calor aún.
Uno de ellos se despojó del sombrero de paja al tiempo que se pasaba la mano por la frente.
—Otra vagoneta más— dijo tras la descarga.
Al empezar a cargar sus palas, una de ellas tocó con algo que había en el montón de sal.
—¡Coño! Aquí hay algo.
Hurgaron con cuidado hasta dejar a la vista lo que parecía ser una pierna humana. Bien conservada por el efecto de la sal.
Se miraron el uno al otro.
—¿Qué hacemos, avisamos al encargado?
—Ni se te ocurra…esta noche cenaremos al fin carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario