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domingo, 31 de enero de 2016

CADA UNO A SU BOLA: "DICKENS, TRUMAN CAPOTE Y UMBERTO ECO. "


Charles Dickens es la excepción a la regla que dice que los escritores necesitan soledad para concentrarse. Esto fue lo que su cuñado Burntt contó sobre él en una ocasión:


"Una tarde en Doughty Street, la señora Dickens, mi esposa y yo estábamos charlando de lo divino y lo humano al amor de la lumbre, cuando de repente apareció Dickens. “¿Cómo, vosotros aquí?”, exclamó. “Estupendo, ahora mismo me traigo el trabajo”. Poco después reapareció con el manuscrito de Oliver Twist; luego sin dejar de hablar se sentó a una mesita, nos rogó que siguiéramos con nuestra charla y reanudó la escritura, muy deprisa. De vez en cuando intervenía él también en nuestras bromas, pero sin dejar de mover la pluma. Luego volvía a sus papeles, con la lengua apretada entre los labios y las cejas trepidantes, atrapado en medio de los personajes que estaba describiendo…"

Truman Capote planificaba su obra literaria con increíble antelación. El también escritor Paul Bowles contó en su día esto sobre él:

"Un día Truman nos trazó su programa literario para los siguientes veinte años. Era tan detallado que por supuesto lo tomé como una fantasía. Parecía imposible que alguien supiese con tanta anticipación lo que iba a escribir. Pues bien, todas las obras que había descrito en 1949 fueron apareciendo, una tras otra, en los años posteriores. Estaban todas en su cabeza esperando a ser incubadas".


Umberto Eco, contrario a otros escritores más radicales, combina la escritura a mano con el ordenador:

"Uso los dos instrumentos, pero no indistintamente sino con arreglo a un estado de ánimo o una situación. Algunos asuntos requieren la lentitud de la escritura a mano, justamente porque el papel se resiste a la velocidad del pensamiento. Otros, sobre todo los que se han reflexionado mucho, se prestan mejor a ser tecleados, porque hace falta, literalmente, arrojarlos de sí".

Fuente: (Actualidad Literaria).


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