LA SOBERBIA INGLESA LES COSTÓ VIDAS.

Ramon Perera era un ingeniero español que diseñó e impulsó la construcción de refugios antiaéreos para la población durante la Guerra Civil.

Estos diseños y construcciones dieron buenos resultados en Barcelona y en otras localidades catalanas, lo que atrajo la atención de los ingleses, que se temían una oleada de bombardeos en caso de que estallase la guerra mundial.

Cuando acabó la Guerra Civil, Perera huyó a Francia y los ingleses lo "rescataron", trasladándolo a Londres.

Pero allí, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, sus propuestas quedaron en un cajón, puesto que las autoridades creían que la construcción de refugios haría que la gente se metiese todo el día en ellos y no saliese a trabajar.

Perera insistió en que eso no había sucedido en Barcelona, pero no le hicieron caso.

En cambio, impulsaron la construcción de unos refugios de hojalata para ponerlos en el jardín de casa y que, evidentemente, no servían de nada en caso de un impacto directo. Perera desesperó al ver cómo los ingleses renunciaban a lo que había funcionado en Barcelona; el coste fueron miles de vidas inglesas que se hubieran podido salvar si hubieran hecho caso al ingeniero español.

A la población se le permitió refugiarse en el metro ante el fracaso de los otros refugios. Curiosamente, en las zonas habitadas por las clases altas sí que se construyeron algunos de estos refugios, con todo tipo de lujos por cierto.