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miércoles, 19 de julio de 2017

LA GUARDIA CIVIL INVADE Y ARRESTA AL MONARCA ANDORRANO.

Andorra, el pequeño país pirenaico cuya jefatura del estado comparten el presidente de la República Francesa y el obispo de la Seo de Urgell -y que últimamente está tan en boca de todos por asuntos demasiados terrenales y humanos-, sólo ha sido invadido una vez a lo largo de su historia. Esa invasión se produjo el 21 de julio de 1934. Los invasores fueron cuatro Guardias Civiles al mando de un sargento. En total cinco hombres. Esto fue lo que ocurrió:
La historia se desarrolla en los primeros años 30 del siglo XX, cuando un curioso personaje se deja ver frecuentando el American Yacht Club de Mallorca. Se llamaba Borís Mijáilovich Skósyrev Mavrusov y había nacido en Vilna en 1896. Perteneciente a una familia de la pequeña nobleza bielorrusa, había sido soldado en los ejércitos del zar. Al estallar la Revolución de 1917 se exilia al Reino Unido, donde al parecer se enrola en la Armada británica. También habría prestado servicios como espía en el Foreign Office. Este es el currículum de un maestro del engaño, así que haremos bien en ponerlo en cuarentena. Seguro que ya les está recordando a alguien. El caso es que en 1925 se traslada a los Países Bajos, donde según él mismo se le concede por la reina el título de Conde de Orange. Allí se casa con María Luisa Parat, a la que pronto abandona por una millonaria norteamericana llamada Florence Marmon. A principios de los años 30 está en Mallorca y en 1934 entra por vez primera en Andorra.
Precisamente un año antes se había producido en Andorra una pequeña revuelta a favor de la total independencia del país de Francia y España. Y ahí es dónde Boris vio la oportunidad. En su primer intento presentó al Síndico andorrano una propuesta para ser nombrado rey. Al no recibir la respuesta deseada se exilia en la Seo de Urgell, desde donde comienza una campaña política para atraerse las simpatías de Juan de Orleans, el duque de Guisa y pretendiente del trono francés. Incluso se permite redactar una nueva constitución para Andorra. Al final, consigue su objetivo y el día 7 de julio de 1934 el Síndico General de los Valles de Andorra convoca al Consejo General. Una vez expuestas las pretensiones de Boris, sorprendentemente todos los consejeros votan a favor de nombrarle rey, salvo uno. Dicho y hecho, Boris se instala en Sant Juliá de Lòria con el título de Boris I de Andorra y forma un gobierno en el que está incluso su millonaria amiga norteamericana. Alertado el obispo de Urgell de la trama, y ante la pasividad de Francia que renuncia a intervenir, el 10 de julio en una nueva votación del consejo se refrenda a Boris como monarca, con el mismo resultado de 23 a 1.
Y aquí es cuando sucede lo impensable. A petición del obispo de la Seo de Urgell y por orden de la República Española, 11 días después, el 21 de julio de 1934 la Guardia Civil invade Andorra con los cinco hombres mencionados, violando la inmunidad diplomática y la integridad territorial andorrana. Detienen a Boris I y se lo llevan a Barcelona, donde es puesto a disposición judicial. El 23 de julio es trasladado a Madrid y encerrado en la cárcel Modelo por conducta antisocial (Ley de Vagos y Maleantes) hasta su expulsión a Portugal. Tras cuatro años en el país luso, en 1938 regresó a Francia donde a los pocos meses fue recluido por el régimen de Vichy en un campo de internamiento junto con republicanos españoles en Rieucros. Allí se le pierde su pista.Algunos indican que pudo morir en 1944 a manos de los nazis, mientras medios germanos aseguran que durante la Segunda Guerra Mundial habría servido en en el ejército alemán y que vivió hasta 1989. No sería extraño vista la capacidad de este personaje para sobrevivir. En 1984 el escritor catalán Antoni Morell i Mora escribió una novela basada en su vida, titulada “Boris I, rey de Andorra”, en la que asegura que su madre había conocido al curioso personaje.

FUENTE: JAVIER SANZ. HISTORIAS DE LA HISTORIA.

lunes, 17 de julio de 2017

ENGAÑADOS POR UN BURRO LLAMADO LOLO

Que me perdonen los críticos de arte, cine, literatura… pero su papel siempre me ha parecido un poco cruel, enjuician y valoran el trabajo de otros pudiendo hundirte en la miseria. Siempre me he preguntado que si tanto saben y entienden por qué no lo hacen ellos y nos “deleitan” con sus “obras de arte”.
En 1910, con motivo de la exposición Le Salon des Indépendants (El Salón de los Independientes) y organizada anualmente en París por Société des artistes indépendants (Sociedad de los Artistas Independientes), hubo una obra que llamó la atención de los críticos y que todos elogiaron. Esta obra era “Coucher de soleil sur l’Adriatique” (Puesta de sol en el Adriático) de un pintor genovés, completamente desconocido, llamado Joachim-Raphaël Boronali.
Un buen día se presentó el escritor Roland Dorgelés en la sede del periódico Le Matin para desvelar la identidad de Boronali. El tal Boronali era… un burro llamado Lolo.
Dorgelés y unos amigos llevaron al burro a una casa abandonada donde le ataban pinceles a la su cola y lo estimulaban, para mover la cola a más o menos ritmo, con zanahorias.
La obra se llegó a vender por 400 francos que fueron donados a un orfanato. Muchos críticos estuvieron callados durante una temporada.

Fuente: Javier Sanz. Historias de la historia.

martes, 11 de julio de 2017

¡QUÉ MUERTES TAN TONTAS!

Resultado de imagen de foto sorpresaMuchos personajes famosos han perdido la vida en condiciones y situaciones tan extrañas como inverosímiles. Ésta es una selección:
- Enrique I de Castilla: murió de una pedrada jugando con sus amigos.
- Arquímedes: un soldado romano le atravesó con su espada al ser recriminado insistentemente por el sabio griego para que no pisara unos dibujos científicos que había hecho en la playa.
- Jean Baptiste Lully, compositor francés: falleció por una gangrena al clavarse la batuta en el pie.
- Alejandro I de Grecia: su mascota, un mono, le propinó un mordisco y le contagió la rabia.
- Francis Bacon, filósofo y escritor inglés: falleció de frío mientras rellenaba con nieve de las montañas el interior del cuerpo de una gallina muerta, para un experimento sobre la conservación de los alimentos.
- Agatocles, tirano de Siracusa: se atragantó con un palillo.
- Esquilo, dramaturgo griego: murió golpeado por una tortuga que se desprendió de las garras de un águila que sobrevolaba su cabeza.
- Isadora Duncan, bailarina estadounidense: murió por una fractura en las cervicales debida a que su echarpe se enganchó en las ruedas del coche en el que acababa de subir.
- Maximiliano de Austria: una indigestión de melones le quitó la vida.
- Allan Pinkerton, fundador de la agencia americana de detectives que lleva su nombre: murió por una gangrena tras morderse la lengua.

Fuente: Muy Historia.