A veces me sentía parte de ti,
otras, tus despojos.
Mírame a los ojos,
Y dime, ¿qué quieres de mí?
Me querías, dijiste,
con ternura y con calma,
pero me traicionaste,
y rompiste mi alma.
Maldita seas por siempre,
malvada y traicionera,
permíteme que ante ti,
yo ya no ceda,
Y espero te paguen,
con la misma moneda.
Bella poesía te marcaste mastuerzo malandrín. Jajaja, Un abrazo.
ResponderEliminar¿Cómo osáis, maese Ferrer?no tentad a mi espada, pues podéis perder.
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