.....

.....

lunes, 29 de octubre de 2018

¡HOSTIAS, QUÉ CABRÓN, TÚ SÍ QUE SABES!


Pobre esperpento, famélico, simulacro de hombre, o lo que pudiera ser, persona, individuo o, hasta humano ¡Yo qué sé llegados a este punto!¿Despojo quizás?
Lo cierto y verdad es que ahí está, con toda su podredumbre, cochambre y humanidad.
¿Qué decir de él? Es tan solo eso… pero, ¿Qué coño es eso?
¿Quién me lo puede aclarar?
¿Tan solo un despojo del sistema, un alma errante y perdida, u otro Diógenes?
Que no pide, sino ruega, agradece con humildad y respeto, lo poco o nada que le podamos dar y siempre con una sonrisa, además, sincera.
Y encima, a menudo con una frase de agradecimiento de Platón, o de Séneca. Hostia, qué gran filósofo eres.
Pues no que me dice el mamón:
“Más dañosa es la abundancia que viene sobre gran codicia”.
¡Qué grande eres, cabrón!
Lecciones de humildad gratis para todo aquel capacitado para entenderte, que no son muchos lamentablemente.
Cuanto tonto evaluándote, juzgándote sin tener ni idea de lo que están viendo, de lo que vales y sabes… ¡Joder! Eres cojonudo, tío.
Válgame el “Señol”, cuánto capullo iletrado diseminado o desperdigado por este puñetero mundo —puñetero por no decir puto—, que habiéndose leído un libro de historia se creen doctores de la misma.
Me reitero en mis palabra, vales mucho tío y, es una pena que estés pudriéndote en la puerta de un supermercado mendigando un poco de humanidad, con la de libros que has leído, con lo que tu mente puede dar a los demás, con las experiencias vividas que aportarían a otros mucho —o poco, qué más da, si no te escuchan—, es una verdadera pena y un humillante desperdicio que te veas en esta situación, pero… tú lo aceptas, lo asumes y no le das la importancia que yo sí le doy. Quizá tu visión de este puto mundo —esta vez sí digo, y bien, puto—, no sea la misma que la mía.
En cierta manera, te admiro; por valiente y resignado a tu suerte, —puta suerte la tuya, amiguete—, estar dónde y cómo lo estás, a nadie le sería de agrado, pero tú, lo aceptas estoicamente, cosa que me sorprende aún más y admiro.
¡Coño! Si has agradecido más el cigarro que te he dado que el euro y, esa sonrisa, nunca la olvidaré. Te lo juro, amigo, hoy me has dado una lección de vida y, por ello, te estaré agradecido siempre, da igual cómo y dónde, eso es irrelevante, pero agradecido de veras, eso sí.



No hay comentarios:

Publicar un comentario