Almirante sin par,
que medio hombre se hacía llamar,
aunque con tal gallardía,
que al inglés hizo llorar.
Al corsario Jenkins la oreja mutiló,
y a su pirata reina las alas cortó.
Mandada en un cofre,
la oreja recibió.
y con un recado que nunca olvidó.
Honor apresado y hundido,
el inglés quedó rendido,
y en todo el Mar Caribe,
recibió su merecido.
En forma de vengador,
un tal Vernon llegó,
como perro ladrador,
y con el rabo entre la piernas,
a su corsaria patria huyó.
Que perdió la campaña,
decidle a vuestra reina perra
¡Que Cartagena es España!,
y no Inglaterra,
Inglés, pirata y traidor,
no sois dignos,
y os falta valor,
no sois bienvenidos,
donde haya un español.
Jajaja, me encanta, tienes el don de sorprenderme siempre. Un abrazo.
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