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domingo, 17 de septiembre de 2017

La batalla de Karánsebes : cuando un Ejército austriaco luchó contra sí mismo y ¡además perdió!

En septiembre de 1788 un Ejército austriaco luchó contra sí mismo y ¡además perdió!. Esta es la historia de como unos barriles de aguardiente pueden terminar en la batalla más absurda de la historia.
 Actual Rumanía, 17 de septiembre de 1788. El imperio austriaco está en guerra con el imperio otomano y un ejército de 100.000 hombres marcha hacia la ciudad fronteriza de Karánsebes con la intención de acampar allí. Hasta aquí todo bien.
 A partir de este momento es cuando empiezan los despropósitos. En primer lugar, sólo una mínima parte de la tropa estaba formada por austriacos: la mayoría de los soldados eran italianos, serbios, húngaros, croatas o rumanos y, por lo tanto, tan sólo unos pocos de aquellos 100.000 hombres hablaban alemán.

En esta tesitura llegan los primeros húsares al lugar convenido para la acampada. Su misión era la de rastrear los alrededores de la ciudad en busca de espías turcos pero, en lugar de eso, deciden comprarle a unos gitanos un cargamento de barriles de aguardiente para bebérselos mientras esperan al resto del contingente.

Un tiempo después, el primer contingente de infantería se presenta en Karánsebes y, viendo la fiesta que tienen montada los húsares, reclaman su correspondiente trago de aguardiente... pero, a estas alturas, los exploradores ya están bastante borrachos y se niegan a compartir su licor.
 Ante la mirada incrédula de la infantería, los húsares levantan una barricada en torno a los barriles y se atrincheran alrededor del aguardiente. Pero los soldados de a pie no están ni mucho menos dispuestos a rendirse tan fácilmente.
 Sintiéndose insultados por la actitud de los húsares, dan inicio a una pelea que culmina con un disparo al aire. Ahora empieza lo bueno. Con el olor a pólvora aún flotando en el aire, los contingentes de apoyo rumanos se ponen nerviosos al creer que el disparo lo ha realizado un tirador turco y empiezan a gritar "¡turcos, turcos!".
 Los húsares salen huyendo, la infantería se desbanda y los oficiales empiezan a dar voces intentando poner fin de una vez por todas a aquella situación... pero en aquel campamento casi nadie hablaba alemán.
 Cuando los oficiales gritan "halt" (alto en alemán), la soldadesca entiende "Alá" y, justo en ese momento, empieza el espectáculo: los rumanos abren fuego contra los italianos quienes, a su vez, disparan sobre los húngaros que se están batiendo el cobre con los serbios.

Todos pelean contra todos con la firme creencia de que el contingente al que están disparando está formado por soldados turcos.

Un grupo de tropas de caballería que llegaba al punto de reunión vio a los húsares dando vueltas alrededor del maremágnum en el que se había convertido el campamento y su oficial al mando, creyendo que no podía tratarse sino de un ataque otomano, ordenó una carga al galope sable en mano... pero un cuerpo de artillería que llegaba por otra colina vio el movimiento y, pensando que se trataba de un asalto turco, descargó la fusilería sobre sus compañeros.
 Después de todo esto, el ejército austriaco se disolvió en pequeñas bandas atrincheradas que disparaban a todo lo que se movía, prolongando el combate durante horas hasta que decidieron huir en desbandada.
Los turcos llegaron a Karánsebes dos días después esperando encontrar un combate contra los austriacos. En su lugar, encontraron 9.000 enemigos muertos.


FUENTE: EL GRAN CAPITÁN

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